RESUMEN Desde
una perspectiva crítica, el objetivo del presente escrito es vincular al
lector, al ciudadano, al habitante, con el desarrollo de su entorno urbano. Activarse
como esencia del cambio y colaborar con el trinomio iniciativa privada-sector gubernamental-ciudadano para sugerir
y coadyuvar en las inversiones que impacten en el desarrollo de las ciudades.
Palabras
clave: Desarrollo, Ciudad Obregón, Creatividad, Diseño.
La ciudad crece constantemente,
así como la naturaleza, no deja de
generar vida.
Personas, animales y plantas nacen
todos los días y se convierten en partes inseparables de ella, le dan vida,
sentido y movimiento. A partir de este
círculo infinito y virtuoso, podemos generalizar que todos los asentamientos
del planeta crecen, pero, ¿Cuál es entonces la diferencia entre el desarrollo de unas ciudades y otras? La
diferencia estriba en la huella del ser humano: infraestructura, diseño, obras,
vialidades, entornos, las tangibilidades
diseñadas por el hombre son las que marcan la diferencia.
No es el río que pasa por la
orilla del asentamiento lo que denota el crecimiento, ni las playas, ni las
montañas o parques lo que marca el desarrollo, es la mano del hombre alrededor del
entorno que influye en su cambio. Armoniza con ella, solucionando de la mejor
manera posible, es decir, creativamente, las demandas de los que ahí habitan.
El conocimiento, la razón y la
habilidad que forman parte del ser, Kunz (2003), se encargan de diseñar la
infraestructura para instalar cafés, restaurantes o villas alrededor del río, parque
o montaña, esto es lo que da valía al entorno. No es la laguna artificial la
que denota el crecimiento de un sitio, -ni motivo de vana presunción- es el
entorno que la rodea: arquitectura, ambientación, jardinería, cuidado
hidrológico, mobiliario, entretenimiento, comercio, diseño; es el espacio en su
conjunto.
Son las vías, callejones, calles,
banquetas y camellones los que denotan el desarrollo; su limpieza y cuidado
marcan a una ciudad dentro del proceso de desarrollo.
Es su gente y su cultura, tema
que abordaremos en otra ocasión próxima.
Me pareció interesante un
programa del canal de televisión (WOBI 225) World Of Business Ideas con
respecto al desarrollo de Shangai, la ciudad más poblada de China con más de 20
millones de habitantes. El desarrollo del puerto ha sido exponencial desde 1990,
año en el que se abrió la economía asiática al comercio de occidente. A finales
de los noventa esta metrópoli contaba con alrededor de 100 edificios que
funcionaban como departamentos habitacionales, oficinas, corporativos, universidades,
etc. Hoy, Shangai cuenta con más de cuatro
mil rascacielos. Esta ciudad milenaria sigue desarrollándose en su mismo
entorno natural: dividida por el rio Yangtze, y bordeada de canales, riachuelos
y lagos en su geografía, jardines y llanuras extensas; su puerto - uno de los más
dinámicos del mundo- colinda con el Mar de China Oriental. (En una burda
comparación geográfica, la única carencia de nuestra ciudad, es la salida al
mar). La gran diferencia radica en lo que el hombre ha sido capaz de construir
y fundir con el ambiente, realizar un binomio fantástico naturaleza-innovación.
Me remito a Ciudad Obregón,
nuestra ciudad, enclavada en el noroeste de México. Una de las ciudades más jóvenes del país.
Según el Plan Municipal de Desarrollo (2012-2015) fue fundada como tal en 1927,
aunque las poblaciones aledañas datan de principios del siglo XVI; cuenta con
una población aproximada de 300 mil habitantes.
Enclavada en un fértil valle agrícola anteriormente denominado el “granero de
México” con una superficie actual de 106 mil Hectáreas de superficie agrícola,
es catalogada como colonia agroindustrial a la par de Torreón, Gómez Palacio,
Mexicali, Ciudad Mante, Matamoros, Los Mochis, Navojoa, Acayucan en Veracruz y
Cárdenas en Tabasco, según Quiroz (2006).
Cuenta con una de las mejores
infraestructuras viales en cuanto a la amplitud de sus anchos de corona y su
traza ortogonal en el país, definitivamente más parecida a una ciudad
norteamericana que a cualquier lugar de México, planeada y construida, comenta
Okada(2000), por la compañía norteamericana Richardson con el nombre inicial de
Fraccionamiento Ciudad Cajeme a través de su filial Nainari Agrícola L.T.D, al pleno
estilo anglosajón, adelantada a su época.
De igual forma, algunas
ciudades de fundación reciente, es decir, nacidas al albor del siglo XX, fueron
diseñadas bajo ciertos esquemas de modernidad como: Mexicali y Los Mochis
(1903), Cancún e Ixtapa Zihuatanejo (1974).
Otras ciudades recientes,
fueron adecuadas a las trazas urbanas del asentamiento que las precedía:
Torreón (1907), Ciudad Mante (1937) y
Puerto Lázaro Cárdenas (1931), por enumerar a algunas de las más noveles en el
país que requieren -en algunos casos- replantearse
urbanísticamente.
Hieraux (2006) nos ofrece una acertada definición
de los elementos que deben conformar una ciudad: “Propondremos una definición
de lo urbano que tomará en cuenta tres categorías fundamentales: lo
laberíntico, lo fugaz y lo fortuito. Éstas son tres figuras metafóricas a
partir de las cuales se puede desvelar la esencia de la ciudad”.
Lo laberíntico Entrar a un
laberinto corresponde metafóricamente a emprender un viaje mental no evidente,
construido por avances y retrocesos, que implica también un proceso de
memorización para encontrar el camino de salida. Este andar no determinado
tampoco refleja una incapacidad para encontrar el camino recto, sino una
capacidad adaptativa casi genética que hace que el hombre moderno sea
justamente un hombre sabio. Por el contrario, la ciudad moderna de cuño anglosajón parece haber asumido el trazado en
forma de damero, de tal suerte que el carácter laberíntico de la ciudad se ha
difuminado.
Lo fugaz. El tiempo de las
sociedades rurales tradicionales difiere sensiblemente de las temporalidades
del mundo urbano. La ciudad implica movimiento, pero quizás, y sobre todo,
velocidad. En la ciudad se prefieren la velocidad y el cambio antes que la
duración y la permanencia, lo cual se comprueba en la inestabilidad de la
residencia, el cambio laboral, la selección de las actividades lúdicas, así
como en la inestabilidad de la familia.
Lo fortuito: Si el laberinto es
la representación metafórica de la ciudad, entonces no se puede dudar de que no
se sabe lo que aparecerá a la vuelta de la esquina. La ciudad ofrece de esta
manera nuevas posibilidades a cada cruce de calles, desde la perspectiva del
desarrollo personal del individuo. Podríamos agregar que la ciudad sin lo
fortuito sería un receptáculo vacío de nuestras vivencias, un simple contenedor
de hechos y objetos, un soporte material de la vida, lo que —obvio es— sería
invivible para quienes han elegido la experiencia urbana.
Por tanto, para hacer inteligible nuestro escenario
cotidiano, es necesario: facilitar los usos sociales de la ciudad, hacer accesibles
los espacios públicos, introducir en el entorno urbano elementos funcionales,
estéticos y placenteros; aumentar la calidad de vida y reforzar al mismo tiempo
la personalidad y la imagen pública de la ciudad, así como promover los
atractivos que ofrece. Se trata de un problema en tres dimensiones:
1) Mejorar el equilibrio psíquico de los ciudadanos
y mejorar la calidad de vida.
2) Ofrecer un mejor servicio al ciudadano, al
inversor, al público visitante y al turista en sus desplazamientos.
3) Promocionar la imagen y la personalidad propia
de nuestras ciudades
La ciudad cuenta con infraestructura urbana:
amplias calles y avenidas, áreas para estacionamientos, espacios públicos, plazas, parques, callejones de servicio en el primer
cuadro de la ciudad.
Con relación a la infraestructura social, Obregón
cuenta con servicios médicos de vanguardia y una innovadora cartera
universitaria que brinda alrededor de 18 universidades.
En el ramo agro-industrial la ciudad cuenta con un
vasto espacio agrícola para siembra de grano en especial trigo y la instalación
de dos importantes industrias alimenticias Gamesa y Sabritas.
Con referencia a su entorno ambiental la ciudad
cuenta con una laguna artificial enclavada en el poniente de la ciudad y a
pocos kilómetros, las llanuras del Valle
del Yaqui.
En las afueras de la ciudad, se localiza la presa
Álvaro Obregón con sus caudales y arroyos aledaños que conforman paseos
campestres y a menos de una hora por carretera, están las playas mansas y
hermosas del Mar de Cortez.
En fin la ciudad cuenta con infraestructura.
Nos compete ser creativos, imaginar los vínculos
diseño-entorno, ambiente-creatividad, realidad-innovación. ¿Te imaginas un moderno
edificio sustentable alrededor de la Laguna del Nainari ocupado por oficinas,
consultorios, bancos, suites, salas de reuniones, spa, franquicias, etc.?
Ahora dirige tu mirada a la zona oriente de la
ciudad ¿Podrías imaginar un complejo agroindustrial en el lugar? Vía periférica
de circulación rápida y flujo de carga vehicular norte-sur; naves industriales
con proveedores de servicios: empacadoras, refrigeración, bodegas, imprentas,
moldeadoras, transportes, servicios aduanales, casa de cambio, bancos, talleres
mecánicos, llanteras, etc.
En el sur de la ciudad, zona del más amplio
crecimiento demográfico ¿Visualizas una imponente desarrollo comercial al sur
de la calle 300? restaurantes, cines, gimnasios,
franquicias, bancos, centros comerciales, agencias de autos ¿en dónde crees que
gastarían quincenalmente sus ingresos las miles de familias que habitan esa
parte de la ciudad? ¿En dónde se observaría un mayor desarrollo económico y
cultural?
O en la zona norte ¿Qué pasaría con un poliforum
cultural?, un espacio dedicado al arte y la cultura con galerías, museo,
teatro, salas de cine, librerías y un centro comercial de franquicias.
Todo esto se concibe solamente de manera vinculada,
un solo sector económico no puede ser capaz de lograr esta faena, la unión del
sector privado con el gubernamental debe ser fuerte. Se requiere de la
colaboración de muchas personas: empresarios, inversionistas, agricultores, docentes, arquitectos, diseñadores, creativos,
comerciantes, profesionistas, ganaderos, estudiantes, funcionarios públicos,
políticos, emprendedores, soñadores, amantes de esta tierra, etc.
Debemos –estamos
obligados- a promover la inversión en la ciudad, no debemos dejar esta
responsiva solamente a las autoridades, esto se convierte en una
responsabilidad pública, lo que incluye a todos los que aquí vivimos.
Necesitamos echar a andar los motores del desarrollo, necesitamos aceitar los
engranes enmohecidos. La responsabilidad –insisto- es pública, incluido el
sector gubernamental con la Secretaría de Economía, Desarrollo Social,
Desarrollo Urbano, Turismo, Tesorería, Secretaría del Ayuntamiento y
Presidencia Municipal, y el sector privado antes mencionado, todos tienen nombre
y apellido, aquí entras tu lector, desde tu contexto, sea cual fuere, no solo
viendo, sino observando; no solo analizando en la charla del café-sino
sugiriendo-; No solo criticando en tus grupo –sino proponiendo-.
Hay que jalar parejo –y hacia el mismo lado-
conscientes de que las decisiones que se tomen hoy, impactarán de manera muy importante en el mañana inmediato. Será
responsabilidad de todos contestar con orgullo cuando nos pregunten ¿en dónde
vives?.......... ¡En Obregón!
BIBLIOGRAFÍA
Quiroz,
Héctor
(2006). Urbanismo Reciente y Nuevas Identidades en México. Recopilado el
220414. http://www.historia actual.org/Publicaciones/index.php/haol/article/view/135/123.
México
Hiernaux,
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Plan
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México
Kunz, Mauro
(2003). Diseño 201,327 Palabras. Editorial MK. México
Okada,
Atsumi (2000). El impacto de la Revolución Mexicana: la Compañía constructora
Richardson en el Valle del Yaqui (1905-1928). (http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=60050103.
México